“El caso del bar Balto” Faïza Guène en Melibro.com


Traducción: Alicia Huici Montagud.
Joël Morvier, propietario del bar Balto, ha aparecido asesinado brutalmente en su propio establecimiento. El policía encargado del caso interrogará uno por uno a todos los clientes del bar, con el fin de dar con el homicida del dueño del local, que es el punto de encuentro del barrio.
Los personajes que desfilan por la comisaría, proporcionando al agente su versión de los hechos, están perfectamente recreados: su lenguaje es tan real como ellos mismos. Faïza Guène nos muestra la Francia más profunda y cruda, la que nada tiene que ver con los encantos de la ciudad del Sena ni con la bohemia parisina recreada en tantas novelas.
Magali Fournier, Madame Yéva, Jacques, Tàniel, Yeznig…son todos personajes a pie de calle, sinceros, sin artificio alguno. Cada uno forma parte de las esencia de  Joigny –les-Deux-Bouts, ese barrio de París inventado: en palabras del propio Morvier(el cadáver parlante): «Un lugar, donde, con seguridad, nunca pondréis un puto pie». Entre todos ellos se encuentra el verdugo de Morviery cualquiera podría serlo, ya que todos parecen tener al menos un motivo para haber cometido el crimen.
Magalie Fournier es, de entre todos los personajes que aparecen en la novela, uno de los que más juego da: novia de Tàniel, deseada por Alí, criticada por Morvier…ella sale airosa (o al menos lo intenta) de todas las situaciones. Deslenguada, engreída, insoportablemente superficial y muy muy real. Seguro que todos conocemos una y seguro que, a ratos, nos ha hecho reír.
Yeznig es casi el contrapunto a Magalie. Carece de esa verborrea y descaro. Es un chico de trece años con deficiencias psíquicas, al que su madre (Madame Yéva) trata como un bebé y del que Morvier se aprovecha. Será, sin embargo, una pieza fundamental para la resolución del caso.
«El caso del bar Balto» no es una novela policiaca, es una novela que nos habla del desarraigo, de las dificultades de aquellos que ocupan el último lugar en la sociedad, del racismo, de la intolerancia…Todo ello está en la novela pero Guène nos da un respiro y el humor, aunque sea negro, está presente durante todo el relato.
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